Cuando el hombre justo acepta a las personas y éstas lo aceptan a él, también el Eterno lo acepta incluso sus enemigos concilian con él, como está escrito: Si del agrado del señor son los cominos del hombre, también sus enemigos conciliaran con el.
Es sumamente apropiado que el hombre sea voluntarioso y acepte transigir en sus ideas ante la opinión del otro, lo cual lo convertirá en un ser apreciado por todos los demás. Una persona así, se halla muy cercana de los caminos de teshubá, pues si comete un error y su compañero lo reprende, lo aceptara inmediatamente retomando la buena senda. Esta hace que siente satisfacción de si mismo al dejar de lado las transgresiones que cometía.
En lineas generales podemos resumir, que la persona no debe actuar empecinada mente ante quienes traten de corregirlo y enmendar sus errores, sino debe oírlos y aceptarlos, pues sobre los transgresores esta escrito: espinas y trampas hay en el camino del perverso y quien guarde su alma se alejara de ellas.
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