El elogio de la Spbiduría (6,22-8,21
Merece la pena prestar atención a la ficción salomónica que aparece en estos capítulos 23. Ningún nombre propio ni de lugar ni de persona aparece en el libro de la Sabiduría, fuera del mar Rojo (Sab 10,18). Pero la identificación del que habla en Sab 7-9 no ofrece ninguna duda. Varios elementos del texto no pueden aplicarse más que a Salomón, por ejemplo:
«Tú me elegiste como rey de tu pueblo, para gobernar a tus hijos e hijas. Tú me ordenaste edificar un templo en tu monte santo y un altar en la ciudad de tu morada» (9,7-8).
La autoridad de la enseñanza de Salomón en Sab 7-9 no está fundamentada sólo en el Salomón de la historia, tal como es presentado en las tradiciones de 1 Re 3-11 y 2 Cr 1-9. Es un Salomón con la fuerza de la edad, con el fasto de su obra y de su gloria, que quiere comunicar su experiencia humana y espiritual. Habla en pasado (los verbos están en aoristo) de cómo era antes de obtener la Sabiduría. En este momento del relato, considera las ventajas de su búsqueda, de su compañía y de sus esponsales con la Sabiduría (Sab 8,9-16). Pero descubrió y experimentó todos estos bienes por la concesión de la Sabiduría, y esto es lo que da autoridad a su discurso (7,12-14).
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Un hombre maduro, por tanto, pero no el viejo sabio o el viejo rey «cuyo corazón no fue enteramente del Señor, su Dios», a causa de su amor por sus mujeres extranjeras (1 Re 11,1-8). El libro de la Sabiduría no contiene ni el juicio de Salomón (1 Re 3,16-28), ni la visita de la reina de Sabá (1 Re 10), ni la administración, los trabajos o incluso la política internacional. El saber enciclopédico (1 Re 5,12-13) se convierte en Sab 7,17-21 en un conocimiento universal en los términos de la cultura helenística, aunque con una coloración apocalíptica, <,de todo lo que está oculto y de todo lo que se ve», pues todo esto le fue dado por Dios y su Sabiduría. • Hay que señalar un último punto en esta presentación de Salomón. Es el tipo mismo del sabio, de cualquier hombre invitado a asumir su responsabilidad en la existencia. Podemos preguntarnos incluso si en
7,14 Y 27-28, donde se encuentran el verbo «amar» (filein) y las palabras «amigo» (filos) y «amistad» (filía), el autor no quiere extender a todo amante de la Sabiduría el nombre privilegiado de Salomón, Yedidías, «amado del Señor», de 2 Sm 12,25. Este proyecto del autor de ofrecer a todos la experiencia sapiencial de Salomón «explica quizás también por qué ha callado el nombre de Salomón y por qué ha omitido todo lo que sería atributo demasiado exclusivo del gran rey. Pero entonces lo que permanece en Sab 7-9 como alusión a Salomón debe ser probablemente reinterpretado, para permitir con ello una lectura adaptada a los contemporáneos del autor y a cualquier lector. ¿Qué es, por tanto, la monarquía? ¿Qué puede significar ser llamado a construir un templo?» 24.
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